Recibe su nombre, posiblemente, por haber formado parte de un antiguo calvario, que uniría la actual Ermita de San Juan Evangelista con la desaparecida Ermita de Santo Sepulcro, ubicada en un lateral de la plaza de la Constitución.
La calle del Sepulcro ha sido tradicionalmente una de las más importantes calles comerciales de Huércal-Overa. Y en su años de mayor auge pudo reunir más de una veintena de establecimientos: panaderías, pastelerías, tiendas de ropa y calzado, joyerías, mercerías,… Llegó a ser conocida como la calle “enlosada” pues se pavimentó con terrazo, convirtiéndose en una de las primeras calles peatonales de la provincia.
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